Solo hay gritos

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Desde entonces ya nada es igual, siento como el aire ya no me acaricia, ni me araña con sus suaves garras de viento; siento como la espuma del mar ya no recorre suavemente por los dedos de mis pies, haciéndome sentir único: ahora el mar me golpea, lanza derechazos a mis tobillos, que me duelen casi tanto como tus palabras... Las miradas que me das ya no observan mis detalles, ya no le dan importancia a las pocas perfecciones que guarda mi ser, ahora sólo son ofensas, ofensas que me duelen tanto como cuando hablas, ya no escucho tus susurros, ahora, solo hay gritos.

-Zarkkus